El pasado 4 de mayo se iniciaba, en la Sala de Exposiciones Gregorio Cebrián de Totana, un proyecto cultural envuelto en matices de creatividad, de expectativas, de posibilidades… encuadrado dentro de Versión Beta, programa de arte y cultura. En él la pintura, la poesía, el teatro, la gastronomía, el cine, lo audiovisual, la danza; disciplinas que forman parte de la vida, de las necesidades físicas y espirituales del ser humano, tienen un principal protagonismo. Un aliento que recoge, además, las inquietudes de jóvenes totaneros, habitantes de esta tierra, que nos ofrecen su visión de una realidad fundamentada en el presente y que, a menudo, nos pasa desapercibida.
Con la colaboración del Ayuntamiento han impulsado esta experiencia Blanco Diáfano (Asociación de Artistas Contemporáneos), Asociación Vita Boreales (Arte y Naturaleza) y Bohíos de Esperanza. Todo un acierto, pues traer a los círculos, quizá más estáticos el aire fresco y fecundo de su dinamismo, es un hermoso regalo que nos acerca a sus inquietudes y propuestas, a la vez que nos abre a admirar planteamientos tan originales e innovadores, enriqueciendo nuestro patrimonio, alentando a la participación y al compromiso.
La primera manifestación de esta interesante sugerencia, ofrendada con el título «El Desván», y que gira en torno a esa temática, muestra la obra deslumbrante de Emilio Cerezo, un joven totanero que ha viajado con su técnica, por diferentes poblaciones españolas, presente, igualmente, en escenarios internacionales, mostrando, con fascinante e impactante perspectiva, una novedosa interpretación de la realidad, observaciones de sólido contenido. Sus murales, expresivas revelaciones de arte urbano, captan por su singular atractivo la mirada, aportando brotes de humanidad y reflexión ante la frialdad que tantas veces caracteriza el discurrir en la urbe, invitando a replantear la relación con los medios que nos rodean, trazando con valentía, ingenio y reciedumbre que sus valiosas insinuaciones, revestidas de elocuencia, son referentes en los que encajar tanto la diversidad que constituye las sociedades contemporáneas como la difusa ambigüedad en la que nos sitúa la complejidad de un tiempo prolífico pero incierto, de un espacio desbordante pero con aromas de caduco… en definitiva, un refugio en el que descubrir nuevos horizontes. En esa proclama pictórica la pincelada de Emilio, dialogando con lo conceptual, se funde con lo geométrico, para exponer en el vacilante desorden de los elementos compositivos un caos que se sublima con los contrastes de atrevidos colores dominados por una luminosidad que eleva de categoría la materialidad de lo que hasta ese momento se configura como desechable para adquirir asombrosa belleza, ceñida en un seductor hechizo.
Cautivado por tan meritoria contribución, también con la alegría de saber que la genialidad de Emilio Cerezo tiene sus esencias en Totana, un agradecido abrazo.
Juan Cánovas Mulero
Cronista Oficial de la Ciudad de Totana